Pues aunque en mi casa nunca ha habido un botijo, ni en casa de los familiares más cercanos, no sé el porqué me causan una cierta fascinación, desde siempre. Me encantan. Me recuerdan tanto aquellos tiempos que no lo pude evitar. Un día hablando con una compañera de trabajo salió a la conversación el tema de los botijos, y que no encontraba y no pude desaprovechar la oportunidad de acercarme a la tienda de artesanía. Así que le dije que si quería yo se lo podría comprar.
más bonito que ni pintado ;-) |
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